📘 قراءة كتاب Versi oacute n Resumida de Sahih Al Bujari أونلاين
Desde su nacimiento en la Península árabe, el Islam fue una religión llamada a innovar al mundo.
En un principio, el Profeta Muhammad (B y P) personalmente era el lazo que unía a Dios con los mu-
sulmanes a través de la Revelación. El recitaba a los musulmanes el Sagrado Corán y les informaba sobre
las obligaciones y las prohibiciones. Desde esa época ya se daba una clara diferencia entre el Corán (la
Palabra de Dios), y las palabras del Profeta (B y P). Sabemos que el Profeta Muhammad (B y P) ordenó
que se registrara por escrito el Corán y fuera memorizado por los musulmanes. A la vez, prohibió que se
registren sus palabras por escrito para evitar que se mezclen con el Corán, puro e incorruptible. Esto lo
convirtió en la única fuente de toda guía divina.
Sin embargo, después de la muerte del Profeta Muhammad (B y P), los sahabis
comenzaron a regis-
trar los dichos y obras del Profeta (B y P), una vez que la Revelación había terminado y estaba claramente
definido lo que era el Corán.
Y es así que las fuentes legales del Islam tomaron su forma actual; hoy podemos resumirlas en:
♦ El Sagrado Corán, la palabra de Dios.
♦ La Sunna, conformada por innumerables relatos de dichos y obras del Profeta Muhammad
(B y P); (los hadices). Estos, venían a reemplazar la persona del fallecido Profeta (B y P) descri-
biendo precisamente su carácter, apariencia y costumbres.
♦ Al-Iÿmâ‘, el consenso de los sahabas del profeta (B y P) o de las primeras tres generaciones de
musulmanes.
♦ Al-Qiâs, el razonamiento analógico para trasladar un veredicto legal a otro caso similar al origi-
nal.
Fuentes del Islam: el Corán y la Sunna
Aparece el Islam en la Península Arabe en la primera parte del siglo VII d.C., por la prédica del Profe-
ta Muhammad (B y P) (Mahoma), quien a lo largo de los 23 años que dura su misión deja instaurada una
nueva religión que, no obstante, no se presenta como una novedad sino como la culminación natural de
la profecía representada por los mensajeros divinos anteriores: Abraham, Moisés, los Profetas de Israel y
Jesús (para mencionar sólo el tronco abrahámico).
Al morir el Profeta (B y P) deja tras de sí dos tesoros de valor incalculable para los musulmanes: en
primer lugar un Libro divino, el Sagrado Corán, que le fuera revelado versículo a versículo a lo largo de
su misión, siendo memorizado y puesto por escrito mientras esto ocurría por sus discípulos y compa-
ñeros; y en segundo lugar lo que se conoce como su Sunnah (lit.: costumbre, práctica, uso, tradición), es
decir, la enseñanza que el Profeta dio por sí mismo en multitud de cuestiones: su conducta personal, su
forma de ser, sus dichos sabios, sus orientaciones espirituales y devocionales, su enseñanza y explicación
(exégesis) de la revelación coránica, etc., etc.
(1) Sahâbí ó Sahâba (simplificadamente sahabis, sahabas); en árabe: “compañero”. Es el término árabe que se da a los
discípulos del Profeta Muhammad (B y P), aquellos que le vieron en vida y murieron creyendo en él. Los sahabis confor-
man la primera generación de musulmanes y son necesariamente los que narran los hadices.
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Los musulmanes distinguen claramente entre estas dos fuentes de la doctrina y la ley islámica (el Co-
rán y la Sunnah)
, pero si bien son sin duda dos entidades separadas, están tan estrechamente ligadas que
no se puede concebir una sin la otra. Pues es a través de Muhammad (B y P) que nos ha llegado el Corán,
y él es la personificación más perfecta de la enseñanza revelada, por lo tanto es en su noble personalidad
que encontramos la dimensión humana y cotidiana del Mensaje divino. Podría decirse que el Corán, la
Palabra de Dios, es la Revelación textual del Altísimo, y que las palabras y enseñanzas del Profeta (B y P),
quien es definido como libre de error en la transmisión del Mensaje divino, es la Revelación conceptual.
La Sunnah del Profeta Muhammad (B y P) se encuentra compilada en miles de tradiciones (árabe: ha-
dîz, plural ahâdîz), reunidas en numerosas obras, algunas de las cuales constan de varios volúmenes cuya
extensión supera largamente a la del Sagrado Corán. Los hadices refieren dichos, conductas, indicacio-
nes, aprobaciones tácitas, etc., proferidas por el Profeta a lo largo de su vida como tal, y fueron recogidos
por sus contemporáneos, sus Compañeros y discípulos, y transmitidos a las generaciones futuras.
Durante la misión profética que duró 23 años los compañeros del Mensajero de Dios (B y P) lo fre-
cuentaron asiduamente y lo vieron actuar en todos los ámbitos imaginables: como hombre, con su fami-
lia e hijos, como gobernante de la comunidad islámica, como juez en los litigios, como comandante en
las expediciones militares, como maestro espiritual designado para perfeccionar la conducta humana, en
suma: como hombre ejemplar. No existe una literatura tan extensa y detallada sobre ninguno de los Pro-
fetas anteriores y fundadores de grandes religiones, lo cual confirma su trascendencia como Sello de la
Profecía, el modelo por excelencia del hombre más completo que ha existido.
Los sabios musulmanes están de acuerdo en que la Sunnah, recogida en las colecciones de hadices,
constituye la segunda fuente del Islam en importancia, en lo que hace a definir la doctrina y la ley en to-
dos sus aspectos. De ahí que su estudio sea esencial para comprender el Islam en forma completa.
A diferencia del Sagrado Corán, que fue traducido desde antiguo a diversas lenguas, no ha ocurrido lo
mismo con las colecciones de hadices o tradiciones proféticas hasta la época moderna. Y aún hoy día, sal-
vo recopilaciones parciales, sólo algunas de las principales colecciones de hadices se han volcado a otros
idiomas, excepción hecha, claro está, de las traducciones que siempre se han hecho a lenguas propias de
importantes pueblos de la comunidad islámica universal (v.gr. persa, turco, urdu, etc.).
La Tradición o los hadices del Profeta del Islam
Bajo el término “hadîz” (lit.: relato, referencia; que simplificaremos hadiz, hadices, o incluso “tradi-
ción”, “tradiciones”) se designa a toda narración o relato referido al Profeta (B y P), directa o indirecta-
mente, sobre lo que éste dijo (recomendando, ordenando, prohibiendo), enseñó, o simplemente se vio
que solía hacer aunque no lo recomendara específicamente a sus seguidores. Hay incluso hadices en los
cuales se narra simplemente que el Profeta (B y P) aprobó tácitamente cierta conducta en otros, y en con-
secuencia tal conducta se vuelve vinculante para los musulmanes. Hay una categoría especial de hadices
en los cuales el Profeta (B y P) refiere palabras de su Señor, que le fueron inspiradas de manera diversa
a la revelación del Sagrado Corán, y que no forman parte de este último; se los llama hadîz qudsî (hadiz
sagrado, tradición sagrada), y tienen una importancia especial.
El concepto de hadiz y de Sunnah se extiende incluso a veces a la práctica y opiniones de los Compa-
ñeros del Profeta (B y P), entendiendo que lo que éstos hicieron o dijeron lo aprendieron del Mensajero
de Dios aunque no lo dijeran explícitamente.
Que los musulmanes deben seguir la guía, la enseñanza, las indicaciones y, en suma, el ejemplo del
Profeta (B y P), es algo que atestigua la misma Revelación en numerosos versículos:
(1) A estas dos primeras fuentes del Islam se suman otras dos según la opinión de los sabios musulmanes como ya
indicamos, y que son: el consenso de los sabios (iÿmâ‘) sobre alguna cuestión específica, y por último el intelecto humano
aplicado al análisis analógico (qiyâs) de las fuentes anteriores. Hay así cuatro fuentes que en orden de importancia son:
1o) el Sagrado Corán, 2o) la Sunnah del Profeta (ByP), 3o) el Consenso de los sabios, y 4o) el Qiyâs o análisis analógico
de las dos fuentes primeras. Esta clasificación es esencial en el estudio de la ley islámica (sharî‘a) y en la promulgación de
normas vinculantes para los musulmanes.
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Tenéis en el Mensajero de Dios un bello y perfecto ejemplo, para quien deposita su esperanza en
Dios y en el Día Final, y recuerda a Dios frecuentemente. (33:21)
Lo que os trae el Mensajero, tomadlo, y aquello que os prohibe, apartaos de ello. (59:7)
No se ha extraviado vuestro compañero (el Profeta), ni se descarría, ni habla movido por su propio
impulso. (53:2-3)
Di (oh Profeta): “Sólo sigo lo que proveniente de mi Señor se me inspira”. (7:203)
Claramente la misión del Profeta no se circunscribió a la transmisión de la Revelación, el Sagrado
Corán, sino que le correspondía su implementación y puesta en práctica. El tuvo la responsabilidad de
explicar el propósito verdadero de las enseñanzas del Corán y darles una forma tangible para que la hu-
manidad pudiera ver, junto con los mandatos de Dios, el proceso de su transformación en realidad y las
formas externas en las que se deben cristalizar, ya que las palabras solas, no importa cuán poderosas y
agudas sean, no pueden ser comprendidas completamente a menos que susciten en nuestras mentes for-
mas definidas. Análogamente los preceptos, por más valiosos que sean, sólo pueden ser bien compren-
didos cuando están apoyados por ejemplos vivientes. Sin duda es un favor sin límites de Dios a la huma-
nidad el hecho de que, junto con Su Mensaje, El nos enviara a Sus Mensajeros. Recitar la revelación del
Señor, purificar las almas de la gente, enseñar el Libro de Dios y la sabiduría que hay en él son diferentes
aspectos de la misión del Profeta (B y P) que el Corán expresa claramente:
El (Dios) es quien suscitó entre los gentiles un mensajero (el Profeta Muhammad), de entre ellos
mismos, para que les recite Sus versículos, les purifique y les enseñe la Escritura y la sabiduría. (62:2).
La influencia de la Sunnah o Tradición Profética en la cultura islámica es inmensa, y sólo puede eva-
luarse con un estudio profundo de la misma. Digamos para dar una simple idea de su magnitud que la
Sunnah es fuente del derecho islámico (sharî‘ah) junto al Sagrado Corán, y que por eso sólo tiene una
injerencia profunda en el modo de vida y el pensamiento de los pueblos musulmanes. Y su acción es más
profunda aún: multitud de simples costumbres cotidianas (desde la forma de vestirse y asearse, hasta el
trato general con los demás, pasando por infinidad de otras cuestiones), son ejecutadas aún hoy por los
musulmanes siguiendo el modelo profético. Y esto para no mencionar su incidencia sobre otros muchos
aspectos de la cultura islámica: su arte, su mística, su literatura, etc.
Este libro es una versión resumida de la obra “Sahih AlBujari” la cual representa la colección más auténtica de dichos del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Allah sean con él. El autor del libro, el Imam AlZubaidi intenta con este resumen hacer más afable y dinámica la lectura de esta indispensable obra.
سنة النشر : 2003م / 1424هـ .
حجم الكتاب عند التحميل : 11.8 ميجا بايت .
نوع الكتاب : pdf.
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